Galimatazo (lewis Carrol, versión de jaime de Ojeda)
- Brillaba, brumeando negro, el sol;
- agiliscosos giroscaban los limazones
- banerrando por las váparas lejanas;
- mimosos se fruncían los borogobios
- mientras el momio rantas murgiflaba.
- ¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!
- ¡Guárdate de los dientes que trituran
- Y de las zarpas que desgarran!
- ¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y
- que no te agarre el frumioso Zamarrajo!
- Valiente empuñó la espada Vorpalina;
- a la hueste manzona acometió sin descanso;
- luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo
- y quedóse sesudo contemplando...
- Y así, mientras cavilaba firsuto.
- ¡¡Hete al Galimatazo, fuego en los ojos,
- que surge hedoroso del bosque turgal
- y se acerca raudo y borguejeando!!
- ¡Zis, zas y zas! Una y otra vez
- zarandeó tijereteando la espada Vorpalina!
- Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa
- ¡volvióse triunfante galompando!
- ¡¿Y hazlo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!
- ¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
- ¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
- Carcajeó, anegado de alegría.
- Pero brumeaba ya negro el sol
- agiliscosos giroscaban los limazones
- banerrando por las váparas lejanas,
- mimosos se fruncian los borogobios
- mientras el momio rantas necrofaba...
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