Entonces el conejito blanco cogió papel y pluma y se dispuso a redactar lo siguiente:
"Estimado Señor Presidente:
Me dirijo a usted en esta carta con la intención de comunicarle, junto con mis mas sentidos respetos, que en este mundo no esta permitido que cualquier persona dé su opinión sin miedo al rechazo de los demás. Si yo diera mi opinión resaltaría entre los demás por eso he decidido seria mente no dar mi opinión, cerrar la boca y esperar a que al resto de los habitantes de este país se les obligue a pensar de la misma forma que a mi.
Sin más, un cordial saludo.
El Conejito Blanco."
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