14.1.11

feliz dia de Bixitooo!!!

Feliz cumpleaños Bichiitoooo!!!

Te vengo a dedicar esta entrada hoy dia 14 porque posiblemente no me sea posible hacerlo mañana, pero vamos a jugar a un juego... imagina que hoy es 15 de enero ¿vale? jeje Bien...

Esta es la lista de regalos que te voy a hacer:

-Sobre secreto
-Regalo secreto pequeño
-Regalo secreto algo menos pequeño
-Otro regalo secreto no tan pequeño, pero pequeño
-Regalo pequeño alargado
-Un vale por un abrazo gratis
-Mil y un abrazos de un valor incalculable!!!

jeje ¿te ha gustado la lista?
Este cuento ya lo conoces y tambien sabes que esta inacabado, pero eso es porque nosotra dos solo acabamos de empezar!!! Tu ya tienes 17 años, jeje, dentro de muy poco seremos las dos liiibres y podremos dominar el mundooooo!!! pero como ahora no nos dejan ir tan lejos intentemos dominar Cuenca!!!! 

Te quiero muziiiizimo y no solo yo, tienes mucha suerte :)


         Esta es la historia de una persona muy especial, que llega ha ser como es de manera muy especial y que gracias a eso jamás estará sola…

         Nos situamos en una pequeña ciudad del centro del mundo, Jauja. Una pequeña ciudad con cantidad de historias magníficas que relatar, pero de todas ellas la que nos interesa ahora es esta…

         Nuestra historia comienza  en el corazón de un barrio de Jauja, concretamente en la calle “Albarstinski Parabrisas”, pórtico nº 5, sexta vuelta de escalera A.
Pasando la puerta y atravesando la sala y el pasillo a la derecha, hay una puerta con multitud de carteles colgados, no se escucha ni el zumbido de una mosca. Dentro, una niña.
Una chica de pelo negro y recogido en un  alborotado moño por el que se diría que huyen multitud de pelos de colores trenzados y sin trenzar, en su gran mayoría terminados en algunos abalorios coloridos. Su recto flequillo deja entrever unos grandes ojos oscuros pero a la par centelleantes, que estaban inmersos en el papel de dibujo en el cual estaba cuidadosamente terminando de sombrear un farolillo que parecía arder y esa cálida chispa iluminaba su rostro entero.
         Las paredes y las puertas del armario  estaban repletas de dibujos de colores vivientes con una pizca de algo inquietante en ellos. Muchos, eran de extraños y diminutos seres sonrientes que se escondían en el fondo de las fibras y desde allí te observaban como amigos de toda la vida…
-¡¡¡X!!!
Varias conchas coloreadas sujetas con pegamento a las estanterías se desprendieron y cayeron al suelo hechas trizas.
Sus ojos se apagaron, agitó la cabeza y miró a la puerta, donde su madre se acababa de instalar con la cara seria de que se hubiera enterado de unas malas notas y tuviera la intención de despellejarte sin que nadie se fuera a enterar nunca, de pronto su gesto se metamorfoseó mágicamente en una sonrisa nostálgica:
-Acompáñame un segundito cariño…




En ese mismo instante en el colegio “Fontana diloro”
El profesor don Baudilio se encuentra dando otra de sus apasionantes clases sobre el medio ambiente, que nadie sabía porque siempre terminaban convirtiéndose por arte de magia en una charla sobre por qué la gente no debe fumar ni tomar drogas. En la segunda fila de los pupitres, suficientemente cerca como para atender a lo que decía el profesor pero lo bastante lejos para que Don Baudilio no fuese capaz de apreciar las notitas y las fechorías que podían sacarla del aburrimiento, estaba sentada una chica de piel muy blanca,  casi inmaculada, a excepción de la multitud de pecas que adornaban con gracia su nariz y sus mejillas. Sentada  en una silla verde vómito a juego con todas las mesas de la clase, mirando hacia la pizarra estaba expectante, con sus ojos algo rasgados y opacos. Su flequillo, meticulosamente cortado para que no pareciera recto meticuloso, era el principio de un sinfín de rizos negros que descendían hasta la mitad de su cuello. Sus labios contaban con una pequeña señal, una cicatriz que no se veía demasiado porque sonreía. Parecía contenta, demasiado contenta, su sonrisa se iba volviendo un poco pérfida…
-Ejem… ¿Puede salir Freya un momento, por favor?

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